Uso y abuso de drogas durante el embarazo
Illicit drug use and abuse during pregnancy
Mem. Inst. Invest. Cienc. Salud (Impr.); 7 (2), 2009
Año de publicación: 2009
El consumo y dependencia de sustancias, es un serio problema social con alta morbilidad materno-fetal. El aumento de la oferta y el contexto social favorecedor, permitió que la difusión del consumo sustancias tóxicas ilícitas, conlleve una incidencia creciente en gestantes consumidoras de sustancias y aumento de recién nacidos afectados por las prácticas tóxicas de sus madres. La evaluación del riesgo cuando la gestación es expuesta a las drogas es difícil, los resultados pueden estar sesgados por el consumo concomitante de otros tóxicos o por factores sicológicos y socio-sanitarios desfavorables. Aunque tampoco se definió un patrón específico de anomalías congénitas, se considera que el abuso de drogas, en general, comporta mayor riego de desenlace anómalo del embarazo, por un incremento del riesgo de malformaciones congénitas, debido a la probable teratogenicidad de algunas sustancias o de la morbilidad perinatal afectando el crecimiento fetal o el normal desarrollo del embarazo. También existen posibles repercusiones a largo plazo en la capacidad de aprendizaje y comportamiento de los niños expuestos intraútero, aunque no demostró efectivamente. Por lo tanto, todo embarazo en el que se detecto un hábito tóxico se debe considerar de mayor riesgo, tomando las medidas oportunas para lograr que las pacientes se alejen de éstas prácticas, apoyadas por un equipo multidisciplinario, idealmente antes del inicio del embarazo, lo que implica la adopción de medidas profilácticas de información y concienciación de las mujeres en edad fértil y de apoyo durante el embarazo y la lactancia para el abandono de la dependencia
Illicit drug use and dependence is a serious social problem with high maternal and fetal morbidity. Supply increase and propitious social context allowed that the diffusion of the use of illicit toxic substances entails a growing incidence in pregnant women who use illicit drugs and an increase of newborns affected by the practices of their mothers. Risk evaluation is difficult when gestation is exposed to illicit drugs because the results could be biased by the concomitant consumption of others toxic substances or by psychological and socio-sanitary unfavorable factors. Though a specific pattern of congenital anomalies has not been defined, in general it is considered that drug abuse has an increased risk of anomalous outcomes in pregnancies. This risk is caused by an increase in the risk of congenital malformations due to the probable teratogenicity of some substances or the perinatal morbility affecting the fetal growth or normal pregnancy development. Although it has not been demonstrated effectively, there are also possible long-term repercussions in the learning capacity and behavior of the children exposed intra uterus. In conclusion, all pregnancies exposed to illicit drugs must be considered high risk pregnancies and measures should be taken so that the patients avoid these practices supported by a multidisciplinary team. Ideally, this team should start working before pregnancy implying the adoption of preventive measures such as information and public awareness of women in fertile age and support during pregnancy and maternal lactation